La semana pasada tuve la oportunidad de asistir a la inauguración de la “Fonoteca Nacional” de México.
La ceremonia no pudo ser mejor, muy bien organizada inicio puntual, fue breve, se dijeron buenos discursos, en especial el de la Directora Lidia Camacho fue magnífico, claro, directo y bien estructurado. El presidente de la república no perdió oportunidad para improvisar alguna broma acerca del al preservación de los sonidos, especialmente los urbanos tradicionalmente discriminados por los antropólogos.
Después de la ceremonia pude conocer las áreas restringidas al público en general, las bóvedas donde se resguardan los soportes originales, cintas magnéticas de todo tipo y discos fonográficos también de todo tipo, incluso CD.
El laboratorio para limpieza y estabilización de los soportes físicos de los sonidos, la sección de digitalización, etc.
Las instalaciones son soberbias con tecnología de punta, la mayor parte de los trabajos de restauración y recuperación de los audios a formato digital aun esta pendientes, es la inauguración de las instalaciones y el inicio de las operaciones cotidianas.
Falta mucho por hacer el trabajo será continuo en los años por venir.
Hubo por la noche algunas exposición de creadores de sonidos modernos, llamo mi atención el sonido producido por una pastilla y aguja de las que se usan para reproducción vinilos, pero ahora tocando un disco de hielo. Un ruido (perdón) muy penetrante que me recordó cuando el gis rechina en el pizarrón y se le pone a una la piel de gallina.
Pero vayamos al tema de esta entrada:
La historia detrás del sonido o el sonido detrás de la historia.
Al salir de la fonoteca tenía un extraño sabor de boca, algo no me gustaba pero no sabía a ciencia cierta que era, fue hasta el día siguiente, en la regadera (como de costumbre), cuando puse en orden mis ideas:
- Las fonotecas recuperan, resguardan y preservan Sonidos.
- Las bibliotecas Libros.
- Las hemerotecas Periódicos.
- Las pinacotecas Pinturas.
- No sé el nombre, (¿fototecas?) pero las Fotografías.
Todo lo anterior desde hace muchos años, pero estamos en el siglo XXI, tenemos nuevas tecnologías. Por supuesto los museos que exhiben, de manera presencial, todos estos materiales y más.
¿No podría haber un sitio oficial de un organismo gubernamental que combinara en internet todos estos acervos?, en mi país dicho sitio dependería de CONACULTA o la UNAM, en otros países de cómo sea que se llame el ministerio de cultura o la universidad con mayor prestigio y experiencia.
Esto es que describiera la historia detrás del sonido o mostrara el sonido detrás de la historia.
El mencionado organismo y sitio no requeriría de grandes instalaciones ni excesivo personal técnico, requeriría eso si de un comité de expertos historiadores, etc.
Lo malo es que la feria de vanidades que normalmente existe en estos organismos y los intereses políticos de cada uno de ellos, no facilitarían su formación, ni la necesaria coordinación para llevar la cultura histórica a las masas vía el internet, utilizando la famosa “Multimedia” y el “Hipertexto”.
Para ejemplificar a que me refiero, próximamente hare unas entradas sobre “Porfirio Díaz” y sobre la interpretación de “Las Barras y las Estrellas” por Vladimir Horowitz.
En el ciberespacio hay cantidades ingentes de información sobre cualquier tema. La calidad es desigual. Lo que ya falta es tiempo para acceder a esa información.
ResponderEliminarSaludos.